jueves, 5 de noviembre de 2009

Formas literarias

Latín clásico literario
Se suelen considerar cuatro periodos que corresponden a los de la literatura latina.
Periodo antiguo
Se fija entre el 240 hasta el 70 a.C. En él se incluyen los autores Ennio, Plauto y Terencio.
Edad de oro
Abarca desde el año 70 a.C. hasta el 14 d.C. En este periodo se incluyen los prosistas Julio César, Cicerón y Tito Livio, los poetas Catulo, Lucrecio, Virgilio, Horacio y Ovidio. En esta época la lengua alcanza las más altas cotas de expresión artística tanto en prosa como en verso y permite una enorme riqueza y flexibilidad.
Edad de plata
Va desde el año 14 hasta el 130. Se caracteriza por permitir la expresión retórica y ornamental, así como la concisión y el epigrama, todo lo cual se encuentra en la obra del filósofo y dramaturgo Séneca y en los escritos del historiador Tácito.
Edad del bronce o periodo tardío
Se extiende entre el siglo II al VI (c. 636), en el se incluye la literatura de los santos padres de la Iglesia, también llamada la Patrística. En aquellos momentos las tribus bárbaras introducen en la lengua numerosos préstamos léxicos y sintácticos; a esta forma del latín se le ha llamado lingua latina opuesta a la lingua romana, que es la forma en que se estudia este idioma.


Latín oral clásico
La forma culta de la lengua hablada aparece documentada en las comedias de Plauto y Terencio, así como en las cartas y discursos de Cicerón, las Sátiras y Epístolas de Horacio y el Satiricón de Petronio. Pudiera caracterizarse por la libertad sintáctica, la presencia de las interjecciones y el uso frecuente de helenismos. Esta forma culta de la lengua hablada, conocida como sermo quotidianus o coloquio habitual, no debe confundirse con el coloquio popular, o sermo plebeius, que era el nivel en el que hablaban las gentes no instruidas y que se caracteriza por un cierto desprecio por las reglas sintácticas, lo que se traduce en la búsqueda de la simplicidad en el orden de las palabras en la oración, y un gusto por los neologismos; a estos dos niveles de la lengua hablada, se les denomina latín vulgar, del que proceden las lenguas románicas, en la época en que ya se había desarrollado la lingua romana, que es la forma tardía del latín. Esto explica que muchas palabras románicas no procedan de un término culto o clásico sino del correspondiente del nivel coloquial popular. Así por ejemplo, la palabra latina equus que significaba 'caballo' cayó en desuso y fue sustituida por caballus que significaba 'rocín' y es de la que proceden la castellana caballo y la francesa cheval; otro tanto ocurrió con la palabra que significaba 'cabeza', caput forma del latín clásico, que fue sustituida por la vulgar testa, que significaba 'olla', de la que proceden la catalana testa y la francesa tête, en tanto que la castellana cabeza deriva de una deformación de la clásica caput.


Latín medieval
Durante la edad media, en Europa occidental las cartas se escribían en latín. Se denomina latín medieval o bajo latín a la lengua latina que se usa en este periodo. Era una lengua viva incluso para la gente no instruida y que no lo hablaba, porque era la lengua empleada por la Iglesia tanto en el culto diario como en los escritos. No obstante sufrió muchos cambios: la sintaxis se simplificó, se adoptaron numerosos neologismos de orígenes diversos y muchas palabras cambiaron de significado. A pesar de eso, el latín cambió menos que el francés o el castellano en este periodo.

Latín moderno o el nuevo latín
Aparece en los siglos XV y XVI lo que ha dado en llamarse latín moderno. Los autores del renacimiento dan lugar a una literatura nueva en latín que imitaba el estilo de los autores clásicos, sobre todo el de Cicerón. En aquel tiempo se escribían en latín casi todos los libros de importancia, científicos, filosóficos y religiosos, lo que supone las obras del pensador holandés Erasmo de Rotterdam, el filósofo inglés Francis Bacon y el físico de la misma nacionalidad Isaac Newton, así mismo fue la lengua en que se producía la comunicación diplomática entre las naciones europeas. A finales del siglo XVII pierde su condición de lengua internacional. No obstante, durante los siglos XVIII y XIX aún se conserva como lengua para los estudios clásicos, e incluso se han redactado en latín algunos tratados durante el siglo XX. Todavía hoy la Iglesia católica lo emplea como idioma oficial en sus documentos.
En la enseñanza de esta lengua se han aceptado varias formas de pronunciación que suelen acomodarse a la pronunciación de cada una de las lenguas europeas derivadas del latín, la más generalizada es la que usa la Iglesia católica, muy parecida a la del italiano. Lo que hoy se enseña es una reconstrucción del latín de la época de Cicerón. Hasta hace pocos años la enseñanza del latín en España se consideraba importante para conocer el patrimonio cultural y daba sentido a la enseñanza de la lengua vernácula. Se pronunciaban los nombres propios de forma análoga a como se hace en esta lengua lo mismo que ha ocurrido en otros países, y así el nombre de Cicero se ha pronunciado chíchero en italiano, zizéro y kíkero en español, tsítsero en alemán y sísero en inglés.
En la antigüedad, el latín poseía menos flexibilidad y riqueza que el griego; su vocabulario era más limitado y menos apto para la expresión de ideas abstractas. Los romanos, que conocían las limitaciones de su idioma, adoptaron numerosos préstamos griegos. Se trata de una lengua de sintaxis rígida y de dicción ampulosa, posee precisión y vigor, además se ha mostrado a lo largo de los siglos como un vehículo admirable para transmitir el pensamiento riguroso. Su supervivencia ha seguido dos caminos: no sólo el propio latín ha permanecido hasta el presente como lengua literaria, sino que también está vivo en las lenguas románicas que representan la evolución contemporánea del latín vulgar; hay quienes consideran el italiano como el latín actual. Otras lenguas que no derivan del latín como el inglés o el alemán han incorporado a su léxico préstamos que proceden de aquella lengua, bien de forma directa, bien indirectamente a través del francés o del italiano o de cualquier otra lengua románica. Es una lengua importante no sólo por su literatura, sino también porque al estudiar su evolución se adquiere información general sobre la historia de la lengua y de forma concreta sobre el origen y la evolución de las lenguas europeas contemporáneas.

La tradición latina
Las primeras manifestaciones de la literatura latina proceden del siglo III a.C. y fue evolucionando y transformándose, a través de distintos géneros y formas, hasta la actualidad. La desintegración del Imperio romano y el desarrollo gradual de las lenguas románicas a partir del latín vulgar (la lengua no literaria del pueblo llano) no afectó durante siglos la posición del latín como lengua literaria predominante en Europa occidental. La literatura latina, en una forma cristianizada, continuó desarrollándose durante la edad media, cuando el latín era la lengua oficial de la Iglesia católica. Con la aparición del humanismo, en el siglo XIV, y su énfasis por recuperar las formas clásicas del mundo antiguo se dio un nuevo impulso creativo al latín, que se mantuvo hasta el siglo XVII. Hasta no hace mucho tiempo, el conocimiento de la literatura clásica latina (así como la griega) era básico en una educación liberal, en la cultura occidental.

Características de la literatura latina
La literatura romana se modeló a partir de la literatura griega y sirvió a su vez como referencia básica, especialmente en el renacimiento, para el desarrollo de las literaturas europeas posteriores. Por su estrecha dependencia formal de los modelos griegos, los escritores latinos ensalzaron las cualidades específicas de la cultura romana y, lo que es más importante, casi todos los escritores romanos contribuyeron con sus escritos a la misión civilizadora de Roma en el mundo. Los logros más importantes de la literatura latina se encuentran en la poesía épica y lírica, en la retórica, la historia, el drama cómico y la sátira —género literario que los romanos inventaron.

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